El Relato que dejo no está inspirado en ningún personaje conocido de la saga (realmente son dos personajes inventados para unas campañas de Rol que jugué con unos amigos hace unos años). Y es una escena importante.
Y si, está basado en la época del Episodio III “La Venganza
de los Siths”
Pues de corazón, espero que disfrutéis con su lectura. Y nos vemos pronto.
Jesús M.
Duelo de amigos
– ¡Yo soy la oscuridad! –
Grita el Jedi caído mientras
su sable láser de color azul se dirige directo contra su oponente, el otro Jedi
que se mantiene en el camino de la luz. Y que una vez fue lo más parecido a un
amigo, a un hermano. Este aun sin poder asimilar totalmente la situación por
completo, como en tan pocos días ha podido cambiar tanto las cosas. Activa su
sable y al instante ambos haces de luz chocan violentamente, el zumbido es
atronador.
– Kaín, tú no puedes detenerme. –
Ambos sables vuelven a
golpearse con una intensidad enorme. En los ojos de Kaín se puede ver el
inmenso dolor que hay dentro de él, toda la ira, la rabia y todo el odio
que hay en su corazón.
El otro Jedi se ve obligado a
retroceder ante cada una de las duras acometidas de su rival, sus ojos se
cruzan por un fugaz instante y en los ojos de uno de ellos se derrama una
solitaria lágrima.
– ¡No tienes derecho a llorar! Kael ¡Vosotros me traicionasteis! –
La ira del Jedi oscuro
aumenta cada segundo que transcurre y sus ataques cobran un nuevo significado.
Kael por primera vez tiene que saltar hacia atrás con una rápida y ágil pirueta
para esquivar un mandoble directo que partiría incluso por la mitad a un
Wookiee adulto.
– Kaín,
tu ira, tu agresividad no pueden vencerme. –
Un devastador empujón con la
fuerza echa hacia atrás a Kael, obligándole a cambiar de plataforma. Kaín no lo
piensa y salta hacia la plataforma donde lo espera su viejo amigo, no pasan ni
tres segundos cuando sus sables vuelven a chocar en una incesante tormenta de
chispazos de luz.
– ¡Kael,
pagaras por todo lo que has hecho! ¡Tú y todos los Jedis pagareis por haberme
traicionado a mí y a la Republica! –
Kael ante las palabras del que
una vez fue su hermano, su amigo, su compañero. Quien lucho tantas veces junto
a él, incluso antes de las mismas Guerras Clon. Cuando aún solo eran aprendices
de la orden Jedi. Se abalanza por primera vez al ataque, ya no tenía nada que
perder. La orden había sido casi extinguida por el ambicioso y secreto plan del
oscuro Lord Sith, la Republica había caído y su amigo se había pasado al lado
oscuro.
– ¡Kaín,
es el Canciller Palpatine quien ha traicionado a la Republica! ¡Él era el
Lord del Sith que hemos estado buscando durante estos años! –
– ¡Cállate!
¡No me creo tus mentiras! ¡Tú mataste a Laila, mataste a mi esposa y a mi hija!
–
Kaín descarga un brutal rayo
de la fuerza que impacta de lleno contra el sable de Kael haciéndolo caer
contra el suelo. El Jedi oscuro no vacila en absoluto. Realizando un ágil y
precipitado salto sobre su presa.
– ¡Muere
de una vez! –
En un movimiento desesperado
Kael bloquea en el suelo a su rival con su sable láser. Y ambos Jedis comienzan
un pulso donde el Jedi corrompido por el lado oscuro tiene toda la ventaja a su
favor. Pero una ágil y contundente patada hace que Kaín tenga que apartarse.
Kael se levanta con un espectacular salto y vuelve a la frenética batalla que está
teniendo lugar entre ambos Jedis.
– ¡Yo
no maté a Laila, ni a tu hija! ¡Ella era mi amiga y Shaila era como mi hija,
jamás las dañaría! –
Kain en ese mismo momento
explota en su máxima furia con un desgarrador grito. Lanzándose en un completo
frenesí destructivo, lleno de ira y odio hacia su rival.
– ¡No
vuelvas a mentarlas! ¡No vuelvas a pronunciar sus nombres! –
Kael vuelve a retroceder
asustado y sorprendido por los golpes de su enemigo. Pero no es hasta este
instante cuando por primera vez puede ver con absoluto terror los ojos del que
fue su mejor amigo, que ahora estaban bañados en el brillo amarillo y rojizo
que solo había visto en los Sith. Kaín ya había perdido toda su luz. Y lo había
hecho en este preciso momento, no habría vuelta atrás.
Ambos sables chocan por última
vez. Y es cuando ambos Jedis lanzan simultáneamente un empujón con la fuerza.
Ninguno hace retroceder al otro. Hasta que finalmente Kael con un hábil
movimiento cambia la trayectoria de su sable láser en el último momento e
impacta en la cara de su rival. Al mismo tiempo que Kaín corta limpiamente uno
de los brazos de Kael. Pero el dolor del Jedi oscuro al sentir como su cara es
desfigurada y quemada por el haz de luz del sable láser de su adversario lo
hace caer de la plataforma con un doloroso grito. Kaín cae al vacío perdiéndose
en el abismo.
Kael cae finalmente al suelo
adolorido por el corte que ha sufrido su brazo, ahora cercenado. El corte es
limpio pero a pesar del dolor el vuelve a la realidad enseguida. Busca
rápidamente a su rival, pero este ya no está, había desaparecido en el vacío de
la plataforma en la que estaban peleando y solo ha quedado su sable láser en la
plataforma, duda por unos segundos pero finalmente Kael lo toma con tristeza.
– ¡Maldita
sea, Kaín! ¡Tú eras mi amigo, eras mi hermano! ¡Te quería! ¡Yo te quería! ¡Se
supone que tú y yo destruiríamos a los Sith! –
Llora para sí mismo Kael ante
el trágico desenlace del que fue su camarada en el campo de batalla, tras la
última batalla que libraría como caballero de la ya extinguida Orden Jedi.
No muy lejos a varios metros
bajo aquella plataforma, yacía el otro Jedi, aquel que fue consumido por el
odio y la ira. Su cuerpo se retorcía de dolor, su cara completamente
desfigurada y marcada era una prueba evidente de que el camino que había tomado
no tenía vuelta atrás.
– ¡Maldito
seas! ¡Maldito seas, Kael! ¡Te destruiré! ¡Algún día acabare contigo y todos
los tuyos! ¡Te odio! –
Aquel día fue recordado por
todos por el día que todo cambio en la galaxia. El Canciller Palpatine culmino
su largo y secreto plan celosamente guardado durante décadas. Y convirtió los
restos de la muy debilitada Republica tras las duras e intensas batallas de las
Guerras Clon en el primer y gran Imperio Galáctico. Que gobernaría con mano
firme durante varias décadas por toda la galaxia. El día que la orden 66 hizo
que casi la totalidad de los Jedis fueran prácticamente exterminados, obligando
a los pocos supervivientes a exiliarse para siempre en remotos planetas lejos
de los Sith y el Imperio. Y el día en que dos de los mejores amigos separaron
sus caminos para algún día encontrarse nuevamente como los mayores enemigos de
la galaxia. Y culminar finalmente su destino.
Por qué ese era el destino que
les deparaba a Kael y Kaín. Luz y Oscuridad.
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