miércoles, 4 de julio de 2018

El sueño de una guerrera

Aquel sábado había demasiado en juego para Paula y sus compañeras. La entrenadora Miriam acaba de dar las últimas instrucciones antes de que sus once guerreras saltaran al césped. Esa tarde el Relámpago de Vallecas de la segunda división española femenina se enfrentaba al Deportivo Atlético, su rival más directo por el objetivo de los playoff de ascenso. El partido estaba a punto de comenzar y solo faltaba que las veintidós jugadoras ocuparan sus posiciones en el terreno de juego. Paula se recoge el pelo en una perfecta coleta y dedica unos instantes para observar a sus rivales. Enseguida comprende que no será un encuentro sencillo para las vallecanas. Por supuesto, que ella no estaba dispuesta a renunciar al sueño que perseguía desde niña.
«Las chicas no sois tan buenas como los chicos.»
Aún después de diez años ella recordaba alguno de los muchos comentarios a modo de burla que recibía tan solo por querer jugar al fútbol con los chicos de su clase.
Momentos después, el árbitro indica con su silbato el inicio de partido. Paula es la primera en tocar el balón. Ella corre con el esférico y realiza un pase a su compañera María. Ambas triangulan varias veces entre si la pelota evitando a varias jugadoras del equipo contrario. María cruza el cuero a la banda donde esta Sonia, quien lo controla y con bastante eficacia centra el balón hacia el área enemiga. Paula llega justo para recibir el centro de su compañera y casi sin margen dispara a puerta con un potente chut. Lidia, la guardameta del Deportivo Atlético se lanza para atraparlo, pero no lo logra y la pelota rebota en el travesaño saliéndose por la línea de fondo.
«Puedes hacerlo bien o mal, pero debes creer siempre en ti. No importa el resultado, solo que creas en tu capacidad de conseguirlo
Paula se maldice por la oportunidad fallida cuando recuerda las muchas veces que se equivocaba en los entrenamientos de su primer año, pero su entrenadora Marina, siempre tenía palabras de aliento que la hacían volver a intentarlo de nuevo.
El partido se reanuda con un saque de portería en largo. Una jugadora del Deportivo Atlético recibe el balón y con un hábil toque con el pie, le hace llegar la pelota a la goleadora Esther, que corre con el esférico y las defensoras del club vallecano no pueden frenarla. Una vez Esther llega al límite del área, dispara a puerta, pero Sonia bloca el balón con los puños evitando el primer tanto.
El encuentro prosigue, una vez han transcurrido los treinta primeros minutos del primer tiempo, ninguno de los dos equipos ha logrado meter un solo tanto. Paula corre ahora con el esférico y evita la entrada de una jugadora rival, antes de pasar el cuero a su compañera Elena. Sin embargo, la centrocampista Irene intercepta el balón y corta la jugada de las vallecanas. Paula y Elena reaccionan rápido, pero la jugadora del Deportivo Atlético es más rápida y logra centrar al área. La guardameta Sonia intenta atajar el balón, pero no se percata de que Esther ha saltado unos momentos antes y cabecea el balón introduciéndolo en la red.
El Deportivo Atlético se pone por delante en el marcador. Las jugadoras del Relámpago de Vallecas sacan del centro de campo y ahora son las que intentan controlar la posesión del balón con cortos pases, mientras que Paula y Elena encabezan el ataque. En apenas unos segundos las dos delanteras llegan al área rival, pero ambas están muy bien marcadas. Lo intentan en varias ocasiones, pero no tienen ninguna oportunidad clara. Tras conceder dos minutos de descuento termina la primera parte con un resultado de cero a uno en contra de las vallecanas.
En los vestuarios, Miriam intenta animar a las chicas del conjunto vallecano que parecen desilusionadas por cómo ha transcurrido el primer tiempo, para después darles nuevas instrucciones.
—¡Vamos, vosotras sois las guerreras de Vallecas! ¡Salir al terreno de juego y darle la vuelta a ese marcador!
Paula y las demás escuchan con atención las palabras de su entrenadora. Después de que pasan los quince minutos de descanso, todas regresan al terreno de juego.
El partido se reanuda y durante los primeros minutos, las vallecanas juegan con más precisión en sus pases y generan más ocasiones de peligro. En el minuto cincuenta y dos, Paula logra internarse en el área rival, pero tiene a dos defensoras entre ella y la portería. Por lo que decide retrasar el esférico a Elena, que no esta tan marcada y está sin pensarlo efectúa un potente disparo directo a puerta. Lidia se lanza para detenerlo, pero el cuero roza sus dedos y el balón entra en la portería del Deportivo Atlético, logrando que las vallecanas empaten a uno.
El juego se reanuda enseguida y ahora la intensidad del encuentro se recrudece durante más de treinta minutos. Paula y Esther se disputan un balón, ambas con el objetivo de conseguir el tanto que les de la victoria a sus respectivos equipos.
«Hija, tu llevas el fútbol en la sangre. Nunca dejes de practicarlo y lucha siempre por tu sueño
Aquellas últimas palabras del padre de Paula antes de morir, quedaron grabadas a fuego en su mente y sabía que jamás las olvidaría.
La jugadora vallecana logra dejar atrás a su rival, que con el balón en los pies regatea a dos defensoras más. Una vez llega al área enemiga esta no lo duda y dispara a portería. Lidia intenta detener el balón, pero no logra alcanzarlo y el esférico entra por la escuadra. El tanto sube para las vallecanas que se ponen por delante a menos de diez minutos del final.
Los aficionados del Relámpago de Vallecas rugen con el tanto de Paula, quien lo celebra con sus compañeras.
 —Papá, cumpliré mi promesa. Me esforzaré para jugar en la primera división. Haré que te sientas orgulloso de tú guerrera y veas como lucho por alcanzar mi sueño.


Jesús Mesado Sánchez